En entrevista con el Boletín VRA, el Director General de Docencia de la UCT nos comenta sobre el trabajo que como Dirección se está haciendo para la implementación de la Educación a Distancia de Emergencia y el esfuerzo diario por ir mejorando esta modalidad.
1.- Es importante definir que la Educación a distancia de emergencia no es replicar las clases presenciales de manera virtual. ¿Qué las diferencia?
Claro que es diferente. Normalmente el proceso de enseñanza aprendizaje ocurre en la interacción entre estudiantes, docentes y contenidos. Eso está mediado por el cuerpo, la voz, el espacio físico, los instrumentos de trabajo, la pizarra, el ambiente; todos los sentidos intervienen. Todo ello cambia en la modalidad a distancia. Es imposible hacer lo mismo a través del computador porque el conjunto de elementos intervinientes es radicalmente otro. Míralo al revés. Es como si te presentaras a clases en la U en pijama y con tus hijos chicos dando vueltas por la sala, no resulta. La educación digital normal requiere mucha preparación y un diseño cuidadosamente pensado. Tampoco hemos podido implementar todo aquello en esta emergencia porque en 15 días teníamos 3 mil cursos por virtualizar. Pero con el paso de los días vamos mejorando significativamente.
2.- ¿Cuáles son los criterios que se han determinado para asegurar la calidad formativa de nuestros estudiantes en este contexto de emergencia?
Podemos mencionar al menos tres focos. Por una parte está el soporte tecnológico: asegurar la mejor conectividad posible, contar con diversas plataformas y herramientas, ofrecer capacitación en el uso de ellas, medir satisfacción al respecto, etc. Todo eso lo hemos hecho.
Otro aspecto de resguardo de la calidad es didáctico. Se refiere a este cambio de mentalidad y estrategias para organizar el curso que mencionábamos en la primera pregunta. Los lineamientos para una educación a distancia de emergencia que publicamos hace dos meses apuntan a ello; también el ciclo de webinars que venimos realizando para toda la comunidad docente.
Finalmente está la dimensión curricular. Hemos trabajado articuladamente con el Consejo de Docencia y las Direcciones de Departamento para definir criterios pertinentes a cada carrera respecto de los cambios que deben realizarse. Las decisiones son colegiadas, se informan y se registran. La Dirección de Desarrollo y Evaluación del Currículo realiza seguimiento. Intentamos reajustar todo el proceso de calidad de la docencia a esta nueva realidad y estamos satisfechos de lo que hemos ido logrando.
3.- ¿Cómo ha sido la relación formativa que hay con otras Universidades en este contexto, se han compartido experiencias?
Somos una universidad que desde hace años se caracteriza por fortalecer las redes; creemos en la colaboración más que en la competencia en el CRUCh. Por una parte, el Vicerrector Académico lidera actualmente el Consejo de Vicerrectores Académicos del CRUCh. Ellos están preparando dos documentos, uno sobre Lineamientos para la educación a distancia en situación de emergencia, y otro de Principios, Visiones y Propuestas para un retorno académico presencial.
Por mi parte, la Red de Directores de Docencia y Pregrado del CRUCh funciona permanentemente por correo electrónico y WhatsApp. Compartimos experiencias exitosas, penurias, normativas. Eso nos mantiene actualizados respecto de la situación nacional.
También el rector genera un fuerte trabajo en Red. Ha impulsado la cooperación en Temuco Univerciudad y últimamente en el G9 para compartir cursos de formación general, ahora a distancia, ampliando las posibilidades formativas para nuestros estudiantes. Incluso nos hemos hecho parte del Espacio de Movilidad Virtual en Educación Superior (eMOVIES) creado por la Organización Universitaria Interamericana (OUI), red de la que también somos parte.
4.- ¿Cuál son las proyecciones en lo que queda de semestre? ¿Qué aspectos se deben fortalecer de cara al segundo semestre?
Ya tenemos claro que este semestre se terminará 100% a distancia. Lamentablemente la situación sanitaria en el país no ha mejorado y no se prevé que suceda en el corto plazo. Eso nos obliga a pensar un segundo semestre que mantendrá la condición de educación a distancia de emergencia. Contamos con algo más de tiempo para prepararnos y eso nos permite planificar mejor, reconducir los esfuerzos, ser más audaces en los cambios curriculares requeridos; aumentar y profundizar la formación docente tanto en el uso de herramientas tecnológicas, como en la didáctica de la educación digital.
Pero los principios que nos orientan se mantienen, por una parte proteger la salud de nuestra comunidad universitaria y sus familias, y por otro, asegurar el logro de los resultados de aprendizaje. Creemos que esto se logra con más apoyo a las jefaturas de carrera y trabajando cercanamente con ellas, porque son quienes se han llevado la parte más intensa de la adaptación a esta emergencia que hemos implementado.
Fuente: Boletín Vicerrectoría Académica